viernes, 25 de septiembre de 2009

Sin autocritica ( para santiago en 100 palabras 2009)

Se quitaba uno a uno, los pelos que nefastamente aun afloraban sobre su barbilla y acomodaba las adiposidades en el ajustado atuendo, mientras caminaba por calle dieciocho hacia el paradero en Santa Isabel. No comprendía el porque tendría que irse esta vez en micro, siempre lo había hecho en taxi. Pero el dinero ya no alcanzaba.Tomo la D03 y se quedo de pie junto al espejo retrovisor, observándose por todo el trayecto. Tardo un poco al bajar en San Camilo y comprendió todo, desde el fondo de la micro, una voz varonil le grito.
¡Bájate luego, Maricòn feo!

El ragreso (para santiago en 100 palabras 2009)

Fue después de 20 años de curantos y chapaléles que descubrió que caminar por General Holley un Sábado cercano al mediodía, había perdido todo su glamour.

Desubicado (Para Santiago en 100 palabras 2009)

Se detuvo ahí, camino al trabajo, miro la escena y se sintió capaz. Aplicaba, según el, para el oficio. Si se lo proponía podría llegar a ser tan recto, frío e incorruptible como aparentaban tan celebres personajes. Creyó, ingenuamente que en ese espacio tan pluralista y democrático, había un lugar para él. Cuando se disponía a tomar, por derecho, su correspondiente posición, un carabinero, amablemente, lo conmino a entrar en razón. El lugar para el “Obrero de Cobre” no estaba ahí, sino dos cuadras más al oriente, tomo entonces su pala y su taburete y siguió rumbo al Paseo Ahumada.

DEJAVU ( para santiago en 100 palabras 2009)

Deposite mis lagrimas, junto a las roídas flores, me dispuse, presuroso, a encontrar la salida del recinto. Si la tristeza aleja a las personas, ¿será tan grande la pena mía, que la gente pasa por mi lado como si no me viera? Casi en la puerta, la angustia atroz me inunda entero, deshago mis pasos por románicos corredores, bajo las fastuosas escalinatas, hasta sumergirme en un sótano olvidado y oscuro, aquí, frente a un puñado de polvorientas rosas de seda, aparto mi mano las sucias telarañas para encontrar sobre el mármol frió en góticas letras negras tallado mi nombre. Deposite…

EL DESCARNIO

Mientras la una, pelaba y picaba afanosamente los ingredientes para el almuerzo, la otra , a bocanadas intentaba contener el hálito de vida que se le intentaba escapar por la garganta, consiente que en su afán no habría mejoría si no mas bien lo seguro es que alargara mas el tormentoso sufrimiento, que la agobiaba hacia ya mas de 10 meses y la tenia allí en penumbras, atrapada en ese amasijo de huesos, pellejos y fluidos , que le servían de igual manera como calvario y condena carcelaria a la primera.
Esta otra, con cierta sádica ignominia, disfrutaba de ver y sentir a la una allí, atormentada mas que ella ,inclusive, sufriente mas por la cautiva desdicha de tenerla allí, que por los propios achaques de sus años , que no eran pocos, pero de igual manera se mantenía allí, atenta, servil, angustiada por tener a tiempo la comida precisa, los trapos húmedos y el estomago resistente para lavar los vómitos, orines , fecas y otros desechos que esta, sin pudor alguno le liberaba desde su lecho.
La una, en tanto no recordaba donde, cuando ni porque se había adjudicado este compromiso, con mas aspecto de apéndice descompuesta .se le había metido en su casa y en su vida, creía no haberle extendido alguna vez la invitación , solo llego y nunca mas quiso irse y ella temerosa, ya sin la mas mínima autoridad solo acepto a la advenediza, pero, de ese hecho ya había pasado tanto tiempo que los recuerdos se hacían borrosos, desde entonces la mantenía sometida y hasta hace algunos meses era a fuerza de la autoridad despótica y del temor engendrado en la una, la que la mantuvo silenciada. En todo caso siempre habia sido igual desde la mas temprana infancia hasta ahora en que era la sola presencia y el solo saber que estaba allí lo que le infundía el temor y la hacia seguir el ritual de la obediencia silenciosa, esclavizante y no podía menos que seguir allí , piadosa como dios lo pide ,esperando que la divina providencia se apiade de tan vil alma y la libere para poder ella en paz comenzar a vivir en carne propia los tormentos que la vejez le tenia preparados, que seguramente no serian menores , pero que en esta simbiosis nefasta , habían pasado a segundo plano, cuando la otra , quizás por voluntad propia se había avocado a la brutal tarea de la agonía.
Desde hacia ya un tiempo, pensaba que este proceso, la otra lo manejaba a voluntad, con el único propósito de humillarla, atormentarla y arrebatarle también los últimos años de vejez que podía pasar en calma, tras una vida de trabajos y escasez . Aunque no habían evocaciones propias en su memoria, conocía por referencias contadas por las demás, las ya partidas, que de niña ya era martirizada sometiéndola a trabajos que le eran encomendados a la otra , a fuerza de correas y varillazos , teniendo que realizar labores pesadas , por el solo hecho de ser la menor y que con amenazas lograba que no dijera ni reclamara nada, tiempo después y ahora si de esos episodios tenia clara conciencia, siendo adolescente la veía llegar de la capital, con amistades en plan de fiesta , humillando a su madre, con un sin numero de ordenes que debían ser cumplidas a la brevedad, como la vez que trajo gallinas vivas por la mañana y las quería cocinadas para el almuerzo y su madre ya anciana , cual sirvienta, cabeza gacha trabajo hasta la fatiga para complacerla, ella, silenciosa y temerosa le ayudo en lo mas que pudo, pero ese olor a plumas mojadas y quemadas nunca se le aparto de la nariz y para ella , la otra olía a eso, a esa nauseabunda mezcla de olores fétidos. Después de ese almuerzo partió y nunca mas se supo de ella, no escribió, no dio señales de vida, hasta muchos años después, en realidad ahora se le hacia difuso el momento en que reapareció en su vida nuevamente, no lograba recordar cuantos años llevaban bajo el mismo techo, tampoco comprendía desde cuando se transformo en la sombra, la sirvienta y la enfermera de la otra, retomando el temor inducido desde la niñez y que solo se justificaba por ser la ultima en la aparición de crías.
Mientras la una, secaba el sudor de su frente, con el dorso de la mano y seguía en su cotidiana tarea, la otra en un arranque bestial de gemidos mudos, sentía como se iba desprendiendo de su anatomía, por los tobillos, las piernas, las muñecas y los brazos, con un escozor quemante que no le permitía resistirse. Quería un poco mas de permanencia , alargar su estancia en esa cama maloliente, en esa habitación oscura, en todo ese sórdido ambiente, cruel para cualquier ser humano, pero al menos se sentía a salvo, era pavor el que le tenia al juicio de Dios, a la hora final y aunque no lograba encontrar razón al arrepentimiento, sabia que había provocado con sus acciones y sus palabras dolor y sufrimiento de quienes se encontraron o pasaron por su vida, pero, ¿ quien de ellos por un momento, se detuvo a pensar cuanto sufría ella por haber nacido allí, cuanto sufría por sentir el desprecio que le provocaban los suyos? Nadie, ninguno de ellos detuvo su lengua cuando se trataba de hablar de ella a sus espaldas, ninguno dudo en tildarla de mala, rebelde, despreciable y se lo hacían sentir en cada momento, negándole el afecto, apartándose en la vía, haciéndola cada vez mas amarga, “natre” eso era lo que parecía, así le llamaban, así de la mima forma se comportaba. Mientras retenía los tormentosos recuerdos de su vida, en una conciencia cada vez mas debilitada por el descarnio, la una hacia oídos sordos a la angustiosa respiración y los gritos acallados de la agonizante postrada y continuaba su afanosa labor de cocinar, como siempre para dos, ¿por que? , no lo sabia, por la costumbre quizás o en lo mas profundo, por el temor, si , porque aunque la sabia allí apagada, su presencia la intimidaba aun sentía en sus hombros la mirada lacerante y las palabras anulosas y cada día al despertar, no podía deja de sentir la culpa por no acompañarla en sus padecimientos, como si se tratara del mismo ser , hasta ese punto había convertidose en un apéndice una suerte de sombra , una relación de convivencia siamesica, que no le permitía vislumbrar un futuro en libertad, aun así , contaba las horas los minutos y hasta los segundos en una frenética espera de culposa esperanza de liberación.
A cada gemido de la otra, la una ahogaba una sonrisa culposa y al denotar que el momento se acercaba irremediablemente y no contaba con penas en el corazón, cogiò un par de cebollas y procedió a machacar y picarlas con el cuchillo así la irritante acción del picadillo simulara el llanto necesario en tan desafortunado acontecimiento.
Mientras la Una desprendía inducidas lagrimas de agobio, la Otra luchaba a fuerzas de apretados y espumosos dientes contra la imagen sombría que pretendía arrebatarle el aliento y blasfemaba conjuros contra la Una a la que adivinaba cerca, pero distante, despreocupada de sus necesidades, con una irreverencia solapada que le provocaba una impotencia mayor , la quería allí, quería que se plantara a su lado y la acompañara en su sufrir, a poco ella era la mayor y le debía obediencia, quería coger su mano, para absorber así un poco de la vida que le debía , por llevar la misma sangre, esa que tanto padecimientos la hizo pasar en otros tiempos y que ahora se le estaba secando por sus venas. La sangre despreciable, que no le dio contento ni para su ultimo aliento, no le dio chancee de ser ni la primera, ni la ultima, sino nadie, la del medio, la del montón, la que no tenia lugar. Y ahora que necesitaba esa sangre para vencer al monstruo enjuto que la estaba exonerando del cuerpo, la sentía fluir por otras venas y arterias regocijantes de vida en un cuerpo ya también marchito pero vivo, mientras ese trozo de pellejo y huesos que le quedaba a ella no parecía tener relación con el gallardo y firme que alguna vez le perteneció.
Aborrecía la Otra, tanto esa condición de trasto, como la ladina sonrisa que intuía llevaba la una al verle tan pronta a la partida. Se resistía a la muerte, a pesar de las dolorosas arremetidas de la Parca para vencerla en la lucha.
En un instante de dominio errático de su cuerpo, saco un grito gutural, un aullido de auxilio de macabra estridencia que remeció la humedad del cuarto oscuro. Para la Una, que estaba aun en la tarea de la cocina, fue como un puñal clavado en las costillas, se encogió de golpe y soltó el cuchillo, se llevo las manos al vientre y las seco con el delantal raído en un inconciente ejercicio expiatorio de lavado de manos y exoneración de culpas, camino a paso firme, con el corazón latiendo mas fuerte que nunca, se planto en la puerta del dormitorio oscuro y la observo, la tenia allí a un par de metros y aunque la veía pálida, enjuta y con la vista perdida el temor la inundo mas que antes, la sentía mas poderosa y arrogante que en el pasado, la invadió un arrojado impulso por hablarle, por enrostrarle que estaba allí, sola, sufriente, pagando en vida los malos tratos y humillaciones que hizo padecer a los suyos, que la agonía era su clavario y la muerte su sentencia, pero no pudo, no lograba concebirla en su dimensión finita,
Se quedo parada ahí, mirándola, sin convencerse de que el momento que había estado esperando todo este tiempo, se estaba haciendo presente justo en ese instante, frente a sus ojos. La Otra en cambio, convencida, pero resistente, la presentía allí, podía escuchar incluso sus palpitaciones ansiosas, su respiración agitada y su irreverente desidia, buscaba la fuerza necesaria para voltear la cabeza que le había quedado vuelta hacia la pared y enfrentarla con la mirada, que aunque sus ojos en realidad no le enseñaran ya el mundo, sabia le intimidarían y la pondrían en su sitio, pero era difícil concentrar la energía necesaria en ese cuerpo consumido, poco a poco fue sintiendo el frió desapego de sus pies y la gélida evaporación de los humores sanguíneos se le iba acercando cada vez mas al pecho. Ya no se pertenecía en casi nada y aunque la sensación era grata no lograba entregarse del todo y prefería el suplicio de la resistencia, aunque doliera cual azotes con varilla de mimbre, como los que le daba su padre de niña para corregir su rebeldía, esa personalidad sediciosa que la acompañaba hasta ese momento y que la hacia escoger ahora el calvario del sufrimiento a la humillante entrega del ser.
En un ultimo gasto de energía reservada, logro voltear el rostro hacia la puerta, pudo también separar del pecho una de sus manos, extenderla en clara actitud de suplica, y enfrentando sus ojos empañados, como vidrios viejos, con la mirada atónita de la Una., que apoyada en el marco de la puerta no sabia como manejar ese momento, soltó una lagrima fingida. Sabia en su escasa conciencia, que ante ese gesto, ella, debería mantenerse pávida, culpable, sometida al aplacante gesto de la muerte, que por condición de jerarquía, debió llevarla primero.
La Una , recibió la angustiosa mirada y la huesuda mano suplicante y no se pudo contener, en un ademán de desplome se abrazo a la pared y a tientas trato de ordenar su cuerpo y sus pensamientos para poder actuar , cristianamente, como le habían inculcado, guiada por la piedad, el perdón y el auxilio, busco el teléfono y se quedo frente a el inmovilizada y trato de encontrar en su conciencia el dolor necesario para comenzar la tediosa y funesta labor de informar la situación a los pertinentes interesados. Llamo primero al hospital, solicitando una ambulancia, auque sabia que no había necesidad de tal, aun guardaba en su interior la creencia que nada cambiaria mayormente y la otra seguiría allí postrada por siempre, manteniéndola encadenada a su destino hasta que le tocara la hora a ella también. Tras colgar el teléfono se dispuso a llamar a la parentela para informar la situación y solicitar asistencia pues por delante le esperaba mucho esfuerzo físico que no podía sobrellevar, tras terminar las llamadas, se dirigió al antejardín y se sentó en una banca junto a la puerta a esperar… contemplando las plantas y el cielo se quedo quieta y silenciosa, con las manos una sobre la otra y ambas sobre la falda.
La otra en cambio, aun no lograba desprenderse totalmente de su humanidad y aunque el corazón había ya dejado de marcar el tiempo de su existencia, se aferraba a ella en un intento desesperado por no entregarse al descarnio y un rincón del cerebro, de esa masa yerta aun le proporcionaba chispas de información de lo que pasaba en su entorno, denoto así el silencio y la ausencia , distinto a los gritos llantos y desesperación que imaginaba provocaría ese trance ni siquiera una mano que cerciorase su despojo total de vida, nada, estaba ahí abandonada , tiesa, putrefacta y sola. Se dejo llevar entonces por una succión abrasadora que le devolvió los sentidos, pero de una forma distinta, sintiose tan liviana como de niña y comenzó a percibir su entorno como en esas mañanas de niebla, contemplo la habitación oscura y fría, la cama atiborrada de colchas plásticos y ropas viejas, una mesita con la imagen de san Sebastián en un cartón enmohecido y unas palmatorias con velas chorreantes que le daban aun mas ambiente lúgubre al espacio. Fijo la vista en la cama y observo su cuerpo, inerte, con los ojos opacos y el esquelético brazo extendido, lo sintió ajeno, desconocido, no recordaba ya nada de lo que hasta hace un minuto le era familiar. La liviandad que sentía la hacia sentir cómoda giro en todas direcciones buscando un rumbo hasta que se fijo en la luz proveniente de una puerta, se apresuro hacia ella. No sabía bien si flotaba o solo caminaba, no tenia conciencia de algún cuerpo que la acompañara, es mas, no lograba casi reconocerse ni siquiera sabia por que se encontraba allí. Solo sabía que necesitaba algo, algo que estaba pasando la luz de la puerta. Allí donde todo era mucho mas luminoso que en ese espacio en que se encontraba ahora. Sintiendo la alegría sublime de quien no carga el peso de la memoria avanzo hacia el pórtico y de allí a otro portal, más luminoso aun se sintió fuertemente atraída por un magnetismo luminoso que ejercía su llamado con una voz inaudible, a la cual no se podía resistir. Se dejo llevar hacia ella, libre, liviana cómoda. De pronto sintió una curiosidad por ver que era lo que quedaba atrás, volteo la vista y fijo su mirada en ella, allí sentada, placida con un leve gesto de tranquilidad, no logro identificarla, pero su figura le interrumpió el viaje, le invadió un sentimiento oscuro opuso su máxima resistencia y hecho marcha atrás, se le colgó por los hombros y se quedo allí aferrada a su espalda.
Mientras, la Una, allí sentada, ausente escuchaba el ulular de la sirena que le anunciaba que ya llegaba la ambulancia y tras ella, seguramente la parentela. Así que tendría que continuar con las labores de cocina, para alimentar a los que llegaban seguramente hambrientos y fatigados. Hizo el intento de pararse, pero una pesadez en los hombros que le aplastaba también la espalda y le debilitaba las piernas le impidió concretar el movimiento, pensó que, tanto tiempo sufriendo la agonía ajena ,no le había dado cabida a sus propias dolencias con las que según veía, tendría que aprender a vivir de aquí en adelante, camino tambaleante hasta la cocina , mientras buscaba en sus recuerdos algún recurso que le sirviera para rescatar la pena y ponerla en su rostro antes de enfrentar a los parientes , cogio un cuchillo y continuo en su afanosa labor de cocina, pelando y picando los ingredientes del almuerzo.

FIN

miércoles, 14 de enero de 2009

la noche en vela

Si no me lo quieres contar, fingiré, fingiré que duermo. Fingiré que no me he dado cuenta que llegaste a la casa a las once de la noche, cuando deberías estar aquí a mas tardar a las nueve. Fingiré que no me percate que además llegaste sin haber comido, que abriste el refrigerador esperando encontrar el plato servido, que seguramente yo guarde para ti. … y si, como siempre ahí estaba.

Fingiré que no siento los pasos que te conducen al baño y que creyéndome dormida, desde ahí la llamas, susurrándole al teléfono suciedades que finjo no escuchar y que le das las buenas noches y ríen juntos recordando las inmundicias que acaban de realizar. ¡Perra, Sucia, Inmunda! Eso es esa y tu también . pero fijo dormir, aunque mis ojos hinchados ya no pueden botar mas lagrimas, finjo, finjo no escuchar como te acuestas a mi lado y me das un beso frío en la nuca, creyéndome dormida y te das vuelta contra la pared, dándome la espalda de igual forma que te la doy yo, tu por cobarde y yo, …. Yo por lo mismo, por no enfrentarte y decirte lo que siento, que es una mariconada lo que haces conmigo. ¿Crees que no se, que te asquea dormir a mi lado, que quisieras ya cambiarte de cuarto?, ¿Qué te repugna compartir la cama conmigo? ¡Mal agradecido! ¿Crees que no me doy cuanta que me rehuyes, que me quitas la vista cuando te miro a los ojos?, que aprovechas mi ausencia para revolcarte con Esa. ¡Puta, Zorra! ¿crees que no se me aprieta el pecho y me tiritan los labios cuando te siento aquí a mi lado?, tocándote, sobajéandote, seguramente pensando en Esa.

¡Sucia, Hedionda!

Fingiré que no la conozco, que no se quien es, que no me he enterado que te encuentras cada día con ella y que hasta has pensado en dejarme para ir detrás de esa fulana. ¡Dejarme a mi!, que he dejado mis pulmones al aire por ti, para que estés donde estas, claro, pero yo no tengo las carnes firmes como Esa, ¡Puta, Perra, Zorra!

¿Crees que no siento su olor, cuando te metes en mi cama? , ¿Crees que so no me da asco?, ¿que no me doy cuenta de tu rechazo? Antes en los primeros años, no te despegabas de mi cuerpo y dormíamos abrazados, dichosos de tenernos el uno al otro, éramos felices de estar unidos. Pero al pasar del tiempo, todo cambio tan bruscamente y se acabo la tranquilidad, se acabo la paz y se acabo el amor. Llegaron las vagabundas y las tardanzas en llegar, la frialdad de los abrazos y la escasez de los besos. Y yo se por que, ¡porque empezaste a frecuentar zorras! ¿Crees que no lo se?

¿ Crees que no te he visto?, pues te equivocas, te he seguido y te he visto incluso cuando le metías la mano bajo la blusa a esa cualquiera, y ella ponía esa cara de gustosa y te tomaba la cabeza y la ponía entre sus pechos, todo eso en la puerta del burdel que tiene por casa,. ¿Crees que no los vi? ¡Sucios, inmorales! pero recuerda, que fue conmigo con quien aprendiste lo que es una teta, a mi buscabas la comienzo para que te diera cobijo entre mis pechos y sin temor a equivocarme, creo que mientras te revuelcas con esa cualquiera en algún rincón del pensamiento son las mías las que evocas y eso te remuerde la conciencia, por que te sabes sucio, ¡sucio y traicionero! Porque irte con esa, eso es una traición.

Duerme, eso, duerme, duerme mientras yo finjo dormir, así dándonos la espalda, para no verte yo la sonrisa y tú, tú no me veas la rabia. La rabia de sentirte lejos, aunque estés a un brazo de distancia.

Antes te apegabas a mi cuerpo para quedarnos dormidos, ahora me huyes, como si estuviera contaminada, infectada y si, lo estoy, infectada pero de rabia, de impotencia, de no poder gritarte que eres un traidor, maricon, golpearte para que entiendas y dejes a esa fulana y regreses a casa como antes, cuando pasábamos tiempo juntos y tu eras para mi, como yo era para ti.

¿Crees que duermo por las noches?, ¡no, no duermo!, me la paso en vela pensando, imaginando. Y con la furia que me invade, me hago trizas el pecho el corazón y las viseras, y tu, tu ni te das cuenta., solo duermes, mientras yo cuento las horas los minutos y segundos con cuentagotas como si cada gota fuera un veneno que me carcome el alma y eso a ti no te importa nada, sigues ahí ausente emborrachado de los recuerdos recientes, placido en la cama que detestas. ¡Si! , lo se también, se que abominas mi cama, que preferirías dormir en el suelo o sobre una piedra que compartir el lecho conmigo, pero eres cobarde, mas cobarde que yo y te aguantas así como yo finjo no saber, pero sé

Se porque te veo, te sigo como ayer, te seguí , cuando me dijiste que tenias que comenzar temprano tu labor y no era así, te fuiste a meter a su casa, me levabas pocos metros por delante y ni siquiera volteaste la mirada, ibas embobado , embrutecido ,¡ empotado! A paso raudo para entrar en su choza, me mentiste para meterte en su cama, ¡mentiroso! No me alcanzo el cuello para ver y cerciorarme que inmundicias hacías entre sus sabanas, luego me regrese a casa, ¡a mi casa, a tu casa! Lave, cocine, planche hinchada por el dolor de ver como me dejabas, sola, abandonada por irte a revolcar con esa ¡Puta, inmunda, Sucia!

¿No te importa que llore, no? ¡Claro que no te importa! Como te da igual que sufra y que este aquí dantote la espalda y fingiéndome la dormida, pero mis ojos casi se me salen de tan abiertos y mis oídos los siento como si gritaran de tan alertas y tu no te das por enterado, duermes placido navegando en tus sucios sueños, en tus remembranzas asquerosas, de manoseos indecentes, de esta tarde, de esta noche, es mas, de hace un rato atrás. Si, porque hace tan solo un rato la dejaste en su puerta, en su casa, que no es casa como la tuya, como la nuestra, sino un volteadero inmundo, lleno de putas. ¡Putas, si! Porque ahí te reciben con sonrisitas, ¿no? Ahí tú no te quejas, ni por la comida, ni por la ropa ¿no es cierto? Ahí tú te ríes, juegas, conversas, mientras yo, aquí, en tu casa, sigo sola, limpiando, cocinándote lo que te gusta, ¿para que? Para que vengas y me digas que no tienes hambre, que estas cansado, que no quieres hablar, que solo te iras a dormir.

Son las tres, las tres de la madrugada, llevo cuatro horas en vela, ¡por tu culpa! ¡Mal agradecido! Cuatro horas contigo a mi lado, pero ausente, seguro soñando con esa bataclana.

¿Recuerdas como hace solo algunos años no nos separábamos nunca? ¿Recuerdas cuando me abrazabas cada vez que me veías y te quedabas así, pegado a mí, por largo rato? ¿Y me decías que me querías y que me amabas más que a nada en el mundo? , pues yo te creí, ¡maricòn! Te creí y creí que te quedarias conmigo para siempre, pero no, ahora solo me queda fingir, fingir para que no te vayas de mi lado, sabiendo que quisieras irte con la amancebada esa.

¡Te vi! para cerciorar mis desdicha te vi, te vi el Viernes, el Sábado, el Lunes, ayer y hoy. ¿Que si te he seguido?, si , te seguí, y ni cuenta te distes, vas como borrego al matadero, a paso firme, ansioso, y yo , ahogada de ira , te sigo los pasos a pocos metros atrás y tu ni siquiera volteaste la cabeza una vez, no necesites esconderme, solo que no pude llegar hasta esa puerta, y me quede a cierta distancia, no me resistía el corazón para acercarme un paso mas, me apoye en una acacia, cada día el mismo árbol me sirvió de sostén para contener mi angustia y soportar mi desgracia, dos horas espere a que salieras, dos horas en cada mañana , que me dices que entras a una hora y es mentira, ¡dos horas que solo usas para revolcarte con esa!,¡ puta, buscona, cualquiera! Y yo, dos horas ahí en pie junto al árbol, como una estaca, como la misma estaca que se me atravesaba en el cuerpo , desde el vientre hasta el corazón , mientras solo imaginaba lo que esa , te estaba haciendo y lo que es peor, lo que ti le hacías, ¡Puaj, que asco! ¿Que le haces?, ¡cerdo inmundo! Pues te miro la cara cuando sales de su puerta, sonriente, sonrojado, feliz, así no sales de la nuestra, ¡desgraciado! ¡Sucio! Y mis intestinos se tensan como lazos viejos , con esos mismos lazos te envolvería el cuello hasta asfixiarte si fuera necesario para que se te quitara esa cara éxtasis, y te arrastraría a casa, que es donde perteneces, pero no, sabes bien que nunca te podría hacer daño, por mucha rabia que te tenga y por eso te aprovechas porque lo sabes, sabes que eres por lo que respiro, en cambia a esa, a esa si que le cortaría el cuello, y la tiraría a los perros si fuera necesario, ¡Perra! ¡Sucia! ¡Hedionda!.

Ayer volví destrozada, estuviste tres horas allí, las mismas tres horas que estuve yo ahí empalada, junto al árbol, con los dientes rechinando, como rechinan ahora que te siento la respiración calma, del que se da por satisfecho. Ahora que también siento como el reloj va marcando el olvido, si, porque cada segundo pasado es olvido en tu memoria y ya son las cuatro. ¿Cuanto me habrás olvidado hasta esta hora, ahí, dormido, mientras yo, aquí, empapo la almohada en lágrimas? ¡Traidor!. Como me gustaría que sintieras al menos la mitad de lo que yo estoy sintiendo, a ver si te podrías levantar por la mañana. Porque yo si, yo lo hago a duras penas cada día, a las seis en punto, para prepararte todo y tener tus cosas listas, para cuando despiertes. Las toallas tibias, la ropa planchada, el desayuno caliente y yo de pie junto a la mesa, esperando…

¡Esperando que!, un beso frío y un adiós, si, porque esa es toda mi recompensa, ¡malagradecido!

¡Ingrato! Y yo me quedo aquí en la casa, plantada como una sirvienta.

A ver si tu puta te daría lo que yo te doy, a ver si te esperaría, en invierno con una leche tibia, cuando te quedas “por ahí”. A ver si te velaría por las noches cuando estés enfermo. No creo, tú no te das cuenta aun, pero yo y solo yo aguantare todas tus cosas y fingiré, fingiré que no me doy cuenta, fingiré que acepto, fingiré que te entiendo.

Son las cinco, me queda una hora de sueño y no he pegado un ojo por tu culpa, ¡cerdo, ingrato! ¡Huacho mal agradecido!

Comenzara un nuevo día y yo me pondré de pie como siempre, estoica, lucida, entera, como cada día me has visto, si es que aun te fijas en mi, aunque no creo. Porque para ti ahora soy una cosa, un artefacto que te facilita la vida, invisible, como el barredor de calles o el reponedor de supermercado, que aunque este ahí, junto a ti, no lo vez, pero te sirvo y eso es suficiente.

¿Crees que no lo noto? ¿Crees que no siento que no me ves? Que cuando me hablas tus ojos se van al infinito, como si no existiera ¡Perro!, ¡cruel!, ¡animal!

Sin embargo a esa, a esa la miras con los ojos de agua, esos que eran míos, ¡ladrón! ¡Sinvergüenza!.

¿Recuerdas? ¿Recuerdas años atrás, en nuestros primeros años, cuando yo despertaba y tu estabas ya mirándome sobre mi pecho? M mirabas con esos mismos ojos y yo sonreía y mi sonrisa llamaba a tu abrazo y nos quedábamos así, pegados tú a mí y yo a ti, ¡éramos tan felices…!

¿Qué te hice yo, para que me abandonaras así?, ¿no te di acaso todos mis mejores años? ¿No hice todo lo que me pedías? ¿No compartí contigo tus primeros logros?, como es frágil la memoria y no recuerdas, claro el no recordar es simple, fácil, cómodo, ¡perro carroñero! Porque eso es lo que eres, tu crees que no conozco a ese tipo de mujeres, ¿crees que porque me ves siempre en la casa no se el tipo de perra con la que te estas revolcando? Tú no me conoces, no me imaginas, siquiera, ahí, dormido a mi lado por la fuerza, la fuerza de la cobardía, ni siquiera vislumbras lo que soy capaz de hacer, no tienes conciencia, ¡bestia!, ¡inhumano! ¿Crees que porque una puta te menea el culo, puedes dejarme botada y sola? No, ya veras como el saco del camino, no será la primera, quizás la más difícil, porque la miras con los ojos de agua, como me miraste una vez a mí, pero no será la primera.

Ayer, cuando te seguí, te vi besarla y sentí envidia, la sucia envidia del pecado, ¡cerdo! ¡Sucio! , se me revolvió el estomago de puro asco, se me nublo la vista y me regrese a casa a tientas, a lavarme la boca , a ver si así también se me limpia un poco la conciencia, esa que tu no tienes, ¡ Maricon! .

Son las seis, tengo que despertar, despertar de estar despierta y seguir fingiendo, como cada día, levantarme y tú como si nada, ahí, quieto, dormido, miro tu espalda bajo las ropas y pareces tan pequeño que me enterneces, tan frágil que me arrepiento de los pensamientos que tengo.

¿Las lagrimas dejaran aroma en la ropa? Porque la camisa tuya que plancho esta empapada en las mías y quisiera que esa vagabunda pueda olerme cuando se te acerque, para que sepas que no le perteneces, para que entienda que no eres suyo sino mío, porque tu ya no entendiste ¡tonto! ¡Tarado! Y para cuando caigas en razón, yo estaré enferma, loca o tal vez muerta, muerta, si, fingiendo estar en pie como siempre , pero muerta en verdad y tu, tal vez no lo notaras, como no notas mi llanto, como no percibes mi angustia como no te das cuenta ni siquiera cuando te sigo y te vigilo. ¿Enferma? , ¿Loca? ¡¡ Si, así estoy!! . Vez lo que me has hecho? Con tus mentiras, con tu abandono, me volví desquiciada y tu ni cuenta te has dado. ¿Tan poco te importo? ¡Bruto!, ¡desagradecido!

Se me tensa el corazón y el alma se me quiere escapar por el pecho, no tengo aire, me ahogo, ya no me caen lagrimas pero igual sigo aquí, fingiendo, mientras dispongo la ropa que usaras hoy, esas prendas que sin la menor discreción te quitaras en un rato frente a esa, ¡golfa!, ¡puta! , ¡Marrana!

Ya van a ser las siete, lo se porque te siento, te siento estando lejos aun de ti, puedo percibir cuando despiertas, cuando abres tus ojos, esos mismos ojos que antes, cuando los abrías buscaban los míos y que ahora se van al infinito traspasando la ventana, queriendo salir volando hacia esa remolienda que tiene por casa esa perra, ¿crees que no lo se? ¿Me tomas acaso por una tonta? Si yo te escucho hasta el pensamiento, si mas unión que con migo no tendrás con nadie, pero tu no lo notas, y te tengo rabia por eso, tanta rabia que a veces pienso que te odio, que preferiría verte muerto a imaginarte en el lecho de esa cochina. ¡Aparecida! No sabes como me muerdo la legua cuando te escucho al teléfono, susurrándole cosas lindas... y otras sucias. ¡Cochinadas, groserías! Como le gusta a las de esa clase. Tú no eras así, no decías inmundicias, por lo menos a mí nunca me dijiste una, solo palabras bonitas. Recuerdo cuando a dos manos me tomabas por las mejillas, me clavabas los ojos me besabas largamente y me decías cuanto me querías, cuanto me amabas, cuanto me… ¿que hiciste con esas palabras? ¡Mentiroso! ¿Donde quedaron las promesas de juntos para siempre? ¡Mal agradecido! ¿Que te crees, que me puedes tener años a tu servicio y después simplemente cambiarme, desplazarme? ¿Crees que no me doy cuenta, que a veces me quisieras muerta, muerta de verdad para que no te estorbara en el camino? Muerta de muerte natural para que no te remuerda la conciencia. Ya que no tienes la valentía de matarme con tus propias manos.

¿Quién te aguantara como yo? Esa, seguro que no, ¿quien se levantara a las seis de la mañana a preparar tus cosas del día? A tenerte el desayuno en la mesa como lo estoy haciendo ahora yo. Esa seguro que no, mientras tú te levantas una hora mas tarde, a duras tientas, sonámbulo, como te estoy sintiendo aun en ese estado ya con pensamientos sucios mientras te bañas, esos se sienten en mis oídos y no los calla ni el incesante sonar de la ducha. ¿Seguro estas que esa te cuidara como yo te cuido? ¡Iluso!, ¡Tarado! Pero no importa, de mi esa no se librara tan fácil, ni ella ni sus artimañas para tenerte embobado, ni tus pensamientos pecadores, sucios e ingratos. Esos que no tenías cuando solo eras mió y que esa perra con artilugios de puta, metió en tu cabeza para que me olvidaras y me dejaras aquí, urdiendo canas, mientras ella te recorre el cuerpo con su infesta boca y te lo corrompe y tú le sonríes, ¡sinvergüenza!, ¡sucio!, ¡inmundo! Y después legas as mi casa, que es la tuya y me apartas la mirada, ¡descarado! y yo se y tu también debes saber que yo se, pero mientes, ¡cobarde! Y yo finjo, finjo no saber, no escuchar, no ver y me paso la noche en vela tratando de no pensar, pero pienso, pienso y sufro...y finjo. Y tu, sin remordimientos, te metes en mi cama y te duermes, sin siquiera darme la cara, ¡cobarde! Y después, te levantas como ahora y te bañas, te refriegas con fuerza para sacarte mi olor y así esa perra no pueda rastrear que dormiste a mi lado, pero mi olor es el tuyo, así que ni arrancándote el pellejo te desharás de el.

Ya son las siete y media, ya deberías estar en la mesa y no has bajado todavía, ¿que te quedaste haciendo? ¡Malagradecido! Seguro llamándola para concretar la cita, para que te deje entreabierta la puerta o la ventana la muy sucia, ¡perra!, ¡puta! Y yo aquí, fingiendo, fingiendo no saber nada , con la mesa servida y el pan caliente y el odio cansado, cansado de escuchar tus pensamientos, tus sueños , tus inmundicias… tus llamadas indecentes, y ahora tus pasos, quiero ver con que ojos me miras hoy , pero…¿ por que no apareces por la puerta aun? ¿Es que me dejaras con la mesa servida?¡¡ Perro Malagradecido!! ¡¡No, eso si que no!!

Mi vida, ¡te tengo el desayuno servido!

¡No lo voy a tomar, estoy retrasado ya!

- Pero corazón, no puedes salir con el estomago vacío

- Que no alcanzo, Mama, que no tengo tiempo, ¡chao!

- Bueno tesoro, vaya con Dios- y que a tu puta, a esa, se le seque la zorra

Fin