viernes, 25 de septiembre de 2009

Desubicado (Para Santiago en 100 palabras 2009)

Se detuvo ahí, camino al trabajo, miro la escena y se sintió capaz. Aplicaba, según el, para el oficio. Si se lo proponía podría llegar a ser tan recto, frío e incorruptible como aparentaban tan celebres personajes. Creyó, ingenuamente que en ese espacio tan pluralista y democrático, había un lugar para él. Cuando se disponía a tomar, por derecho, su correspondiente posición, un carabinero, amablemente, lo conmino a entrar en razón. El lugar para el “Obrero de Cobre” no estaba ahí, sino dos cuadras más al oriente, tomo entonces su pala y su taburete y siguió rumbo al Paseo Ahumada.

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